5 TIPS ABOUT VIERA VIDENTE YOU CAN USE TODAY

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El espíritu humano nunca ha dejado de experimentar ese oscuro deseo de trascender el tacto, de acrecentar los surcos invisibles, de transitar a tientas las sendas interiores en busca de un nivel paradisíaco, fuera del Tiempo y de la Historia.

Gerardo ha expresado como ninguno esa estética de las analogías que más tarde postulará Baudelaire, esa identidad de esencia entre la conciencia del hombre y la conciencia del cosmos, experimentando el universo como una sentida presencia.

Aquí se identifican el ocultista y el poeta. La intuición de las analogías, la voluntad antiintelectualista de captar la totalidad de las cosas acerca los caminos y ambos marchan unidos hacia el reencuentro de un modo primitivo de conocimiento que se revela más allá de las oposiciones. Lo esencial de esta relación radica en el hecho de que, tanto la poesía considerada como experiencia cognoscitiva, como la tradición esotérica, que ha contribuido a esclarecer no pocas obras de arte, coinciden en el plano ascendente donde pugnan por penetrar el misterio de la naturaleza y el sentido de la creación. Experimentada o presentida, esa aprehensión del universo animado y consciente, ha colmado de secreta alegría a los grandes poetas de todos los tiempos.

La Gran Obra es la conquista del punto central donde reside la fuerza equilibrada. Los hombres que llegan a ese punto central son los verdaderos adeptos, son los amigos y los confidentes de los príncipes del cielo; la naturaleza les obedece porque quieren lo que quiere la ley que hace marchar a la naturaleza.

       Se originan en zonas vecinas al centro del alma; en las fuentes vivas de la vitalidad preconceptual o supraconceptual del espíritu. No es pues de moreñar que ambas experiencias se entrecrucen y comuniquen recíprocamente en una variedad infinita de modos; que la experiencia poética predisponga naturalmente al poeta tanto a la contemplación como a confundir todos los modos de las otras cosas con ella; y que la experiencia mística put together naturalmente al contemplativo para que éste haga del silencio, del amor, a veces, una expresión poética abundante, a la que se deben algunos de los más admirables poemas.eighteen

La Noche adquiere por fin su máximo valor de alteridad. Una transrealidad pocas veces alcanzada. Es la “ventana a lo infinito”, la “abertura” que se comunica con los niveles invisibles, la vía por la que se accede –después de haber superado la soledad y la desesperación– a la plenitud de un nuevo nacimiento, a ese estado de ser que no es distinto del amor.

El nuevo hombre que traspone los límites brumosos de la época “relativamente mítica” para penetrar en el ámbito de la historicidad, se caracteriza por su progresiva conciencia de la realidad de tres dimensiones captada a través de los sentidos comunes y por la aceptación de los conceptos tempo-espaciales que de ella se derivan. Pero ese hombre posee una tradición; trae consigo los mitos, es decir las historias sagradas, que han tenido lugar en el Gran Tiempo y que en épocas posteriores serán organizadas por los poetas.

Influído por el “poder sagrado del opio”, la leyenda de Poe, Baudelaire ha querido atisbar un instante el paraíso, mediante la experiencia synthetic. Se abre entonces la posibilidad de utilizar la vía descendente de los alucinógenos. Sin embargo, a pesar de sus visitas al “club de los comedores de haschich” fundado por Gautier, puede afirmarse que su frecuentación de las drogas fue una breve y circunstancial concesión a un atractivo mito romántico.

En el Himno cuarto, Novalis retoma en un plano cósmico el tema de la experiencia trascendente. La luz aparece prisionera en la Noche que la contiene; por eso, quien contemple el “país nuevo”, “la morada de la Noche”, no volverá a descender hacia el tumulto del mundo, hacia el lugar donde se mueve la luz en permanente inquietud.

El volumen que el lector tiene entre sus manos se compone en su edición primary de ocho capítulos con sus respectivas notas bibliográficas, a los cuales fueron agregados dos más en la segunda edición, tal como figuran en la presente.

No obstante el riesgo a que alude Gerardo, veremos a la luz de los más recientes estudios, algunos de los recuerdos que más concretamente pueden haberlo influido.

Para el poeta, como para el ocultista, lo esencial consiste en obtener un nivel de conciencia donde no rijan los opuestos y pueda experimentarse el universo enlazado por las correspondencias. Esta aprehensión permite situarse en un punto interior de perspectiva única, desde donde la gestión poética y la gestión ocultista parecen singularmente idénticas. El mundo reasonable, que nos revela el ejercicio normal de los sentidos y que la ciencia se esfuerza por tornar inteligible no es más que un aspecto del mundo.

Allí el poeta trabajó sobre las emociones negativas, las identificaciones, los “yo” sucesivos que pretenden alternarse en el comando de la personalidad y sobre los estados de autocompasión y justificación de sí. Comprendió el sentido que existe por encima del significado corriente de la vida y ascendió­ por grados hacia su ser consciente dispuesto a realizar aquella tarea sagrada que Maritain concebía para el poeta: “Concluir learn this here now en sí mismo la obra de la creación, colaborar en divinos equilibrios, desplazar misterios y estar connaturalizado con las potencias secretas que actúan en el universo”.3

Daumal utiliza esta imagen de elevación aplicada universalmente por todas las místicas cuando tratan de expresar la plan de trascendencia.

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